viernes, marzo 31

Father & son

Somos judíos degradados, aunque no lo queramos, porque fuimos educados así, y entonces volvemos, cíclicamente, a los libros sagrados, por este o aquel motivo. Es así que hace unos días empecé otra vez a repasar mi colección completa de La Guerra de las Galaxias, con la intención de examinar mejor los episodios más nuevos (o sea, los que hablan de cosas más viejas). Y me parecieron mejores. Y ví cosas que no había visto. Y ví que eran buenos. Aunque confieso que todavía no me animo a mirar el Episodio I.

La Guerra... es, ante todo, la historia de un padre y su hijo, una metáfora sobre la fundación de una estirpe. Ya Zizek nos disculpó, y lo comenté en un post viejo que me da pereza buscar, demostrando que está bien que nos identifiquemos con ese personaje oscuro y robótico, porque es el más hombre de todos, el más occidental, el más judeocristiano. Darth Vader. O sea, Dark Father, el Padre Oscuro, el cortamanos redimido, el tipo que quería las cosas con Fuerza, como debe ser para no terminar como una plantita budista. Bien, no me extiendo, hace tiempo que está claro que Vader es el camino.

Lo que descubrí mirando el Episodio II es que hay otro padre interesante en la historia: Jango Fett. La peli se llama El ataque de los Clones, y en el primer tercio nos muestran que los tales clones son copias modificadas del cazarrecompensas Fett. Cuando Ben Kenobi visita la planta de producción de clones, siguiendo la pista de Fett, encuentra que el propio cazarecompensas está allí. Y no está solo, está con un niño: un clon distinto a los demás , porque es la única copia exacta de Jango. Bobba es, cabalmente, el hijo de Jango. En cierto sentido, el hijo más hijo posible.

Qué deseo tan extraño para un guerrero solitario, tener a cargo un ser hecho a imagen y semejanza. Sin mujer alguna, sin nadie para querer y perderse. El contrapunto perfecto a la historia de Anakin Skywolker. Porque además Jango es un hombre-máquina, como lo será Vader, pero de alguna forma es más hombre que Vader, en tanto no pertece al mundo místico de la Fuerza y sólo cuenta con su habilidad terrena. Una vez más, nada más humano que un hombre-robot.

En la misma película vemos a Jango morir, y Bobba también lo ve. Más adelante Bobba combatirá contra los aliados de los que mataron a su padre, y también morirá. Fuimos muchos los que fuimos fascinados por el personaje de Bobba Fett, el misterioso cazarrecompensas mecánico, y eso prueba la grandeza de la historia de Lucas, su poder mítico, independiente de las explicaciones. Y también es muestra de la lucidez que teníamos de pequeñines: sin conocer los detalles, sabíamos que ese garoto estaba cargado.

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viernes, marzo 24

Milico wannabe

Todos conocemos a un miliquero. Tal vez alguno lo haya sido en algun momento de la niñez, sin saberlo porque había aprendido a odiar a los milicos de la dictadura pero siéndolo en la atracción secreta hacia algunos uniformes. Lo de los uniformes es disculpable en los niños, y es tema repetido en charlas de bar sobre la psiquis femenina, pero también se da en los hombres grandes. Tengo un buen amigo, un señor alto y bigotón, que conserva la pasión infantil de dibujar, fotografiar, coleccionar, de saber todo lo relativo a los uniformes militares. Y que a pesar de haber crecido en una familia que lo pasó muy mal por culpa de los milicos, y de él mismo ser un militante convencido de izquierda desde su juventud, no puede rechazar ninguna invitación a dar una charla sobre su saber en el primer centro militar que le dé bola. Por suerto, no es lo único que hace, y todos tomamos su miliquerismo por una manía más que disculpa nuestras propias excentricidades.

O sea, hay miliqueros a pesar de sí mismos, Dones Fulgencios del militar fandom, alcahuetines simpáticos. Fernández Huidobro es de los otros.

Tal vez sea irrespetuoso decir que Tupamaros fue un mini-ejército porque fue mucho más que eso, pero también es cierto que para algunos lo militar es lo único que va quedando ¡firme! de aquel movimiento. Cuando en las elecciones del '89 el ahora senador Fernández apareció blandiendo una granada en cámaras para espantar a los votantes de centro muchos pensamos que, a pesar de todo, tenía derecho a exhibir sus secuelas aunque tal vez no fuera muy sano que se presentara a un cargo público.

Desde entonces ha sido el promotor, de forma más o menos correspondida, de un romance entre las FFAA y el FA*. Filtrando documentos donde oficiales jóvenes reconocían su visión del futuro oriental como la única que asignaba un rol protagónico a la defensa armada. Haciéndose presente en todo acto militar a pesar del desprecio de los generales viejos. Presidiendo la comisión de defensa del parlamento. Militarizando su discurso. Ya en el gobierno, defendiendo las maniobras UNITAS y la ocupación de Haití, por plata que entra o por lo que sea, pero siempre quedando bien con los milicos. Con sus milicos, con sus pares, porque él también es un general.

Hace poco mandó al bobo parlante de Saravia a batir lo de la instrucción militar para liceales. Hoy salió a protestar contra la extradición de los efectivos que asesinaron al chileno Berríos, apelando a una especie de obediencia debida a los mandos. En 2004, antes de las elecciones, tuvo que salir a desmentir que le había prometido a los militares que no iba a haber extradiciones. Debía ser cierto: él no podía prometerlo, sólo comprometerse a hacer lo posible para que las extradiciones no ocurrieran. Como ahora mismo está haciendo lo posible para que no se anule la ley de impunidad. Como está haciendo lo posible para que no haya ley sobre aborto, porque, en la visión de un general wannabe, siempre hacen falta soldados.

Se decía que los milicos nunca iban a declarar en un juzgado, pero están declarando. Hay que ver que hace Fernández si alguno llega a ser condenado.

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*¿Soñará Fernández con unas inmensas FFFAAA?

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viernes, marzo 17

La culpa es nuestra

Siete personas muertas, más heridos, más mutilados, más heridos mentales, más mutilados emocionales. Todo eso en Young, hoy, para ayudar a juntar fondos para un hospital, o más bien, por nada. O por costumbre, por haber aceptado la costumbre de hacer payasadas para te den plata para hacer obras sociales para corregir las injusticias que tienen solución para soportar las injusticias que no tienen solución.

El capitalismo retardío pide show. Así proliferan teletones y demás aberraciones en nombre del bien. La lógica espectacular se apodera de todo, de los gestos de los niños y de la conducta de movimientos sociales. Una manifestación ecologista resulta indistinguible de una campaña publicitaria, ¿qué otra cosa fueron los gomones de Greenpeace? ¿Son muy distintos en la pantalla de esta gente que debía cinchar un tren y fue atropellada por los que empujaban desde el otro lado para terminar saturando la capaciad del hospital que pretendían ayudar? Todo el mundo transa por los quince segundos de fama y su traducción en dólares, se de cuenta o no, con entusiasmo o sin él. El desgano llega tarde o temprano, porque la intención está corrompida desde la raíz, desde que se acepta el intercambio de principios por publicidad. Así como la gente cambia de canal ante la repetición de las payasadas, las causas pierden credibilidad y se debilitan.

Hay algunos hijos de mil puta que salen con el pegotín de Achiquen el Estado cuando es obvio que hay que agrandar al Estado. Hay que mejorar los hospitales antes de que haga falta para que no haya que hacer payasadas para juntar plata para mejorarlos. Que haya muerto gente haciendo esas payasadas es sólo una exageración de la esencia maligna de ese intercambio del que hablo arriba. Si el el Estado fuera digno, jamás hubieran muerto esas personas, porque si el Estado fuera lo que debe ser, lo ridículo de su esfuerzo hubiera resultado evidente e inútil. El Estado es el único instrumento capaz de minimizar el lado terrible de lo contingente. Y, aún en este momento, es el Estado pobre el que está atendiendo a las víctimas más pobres y va a ser el Estado el que hará lo poco que se haga por ellos. Pero nos hemos acostumbrado a separar la idea de Estado de la idea de solidaridad por culpa de idiotas y de malintencionados cuando la idea de Estado es la solidaridad misma encarnada en el colectivo e independiente de la voluntad individual. De esa misma voluntad individual a la que apelan los idiotas y los malintencionados que piden donaciones, organizan teletones y obligan a la gente a hacer payasadas. Rating x publicidad x plata para obras: no debe ser así. No tiene por qué ser así. Nadie pide nacer, así que todo el sufrimiento que pueda ser ahorrado debe ser ahorrado por derecho. Ese derecho lo garantiza el Estado ¿quién más va a hacerse cargo de tanto gasto improductivo? Sólo el Estado fuerte asegura justicia en la disminución del sufrimiento.

No estoy en contra de que la gente haga payasadas; de hecho, admiro a la gente que se arriesga voluntariamente sin motivo alguno, porque hay ciertas contingencias terribles, bah, hay una contingencia terrible que no es minimizable y que no conviene olvidar. Pero la gente que murió no eran superhombres heroicos, era buenas personas atrapadas en un show maléfico. Así que ahora tiene que ir gente presa.

Que alguien vaya preso no va a frenar la máquina publicitaria -ni a poner el freno de mano que la locomotora debió haber tenido puesto antes de empezar la prueba espectacular-, pero va a poner en evidencia la estupidez y la maldad profunda que está detrás del tipo de programas como Desafío al Corazón y todas esas mierdas de teletones. Me da vergüenza ver el informativo de Canal 10, insistiendo en el aspecto judicial de la tragedia con la mayor frialdad pero con la mayor prisa, tratando de ganarse la inocencia a puro golpe de efecto. Que los juzguen en frío y que vayan en cana. Y ojalá que el Estado se dignifique para que la cárcel adonde vayan a parar no sea un lugar tan terrible.

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viernes, marzo 10

Jorge Batlle presidente

El llamado 'tercer batllismo' fue el movimiento que definió los caminos políticos de Uruguay a principios del siglo XXI. Su líder, el Dr. Jorge Batlle, pertenecía al mismo linaje que gobernaba el país desde fines del siglo XIX, lo que dio lugar a especulaciones pseudocientíficas sobre la aptitud genética de los Batlle para el manejo íntimo de lo estatal. Lo cierto es que, tal como sus antepasados Lorenzo, José y Luis, el presidente Batlle fue quien diseñó las políticas de Estado que habrían de regir los destinos del país en los tiempos posteriores a su mandato.

Si bien es cierto que durante su propia presidencia Jorge Batlle vio limitado su accionar por falta de apoyo político -tanto a nivel intra como extrapartidario-, es claro que fue en su administración donde se plantearon los rumbos que el país habría de tomar. La coalición de partidos que gobernó a partir de que Batlle abandonó el poder sí fue capaz -gracias a una extraordinaria mayoría parlamentaria- de llevar a cabo las reformas planeadas por Batlle. Así, la política exterior se centró en el alejamiento de los ámbitos de cooperación regional mientras se buscó la aproximación veloz al área de influencia estadounidense. En lo económico, se continuó la política de redistribución del ingreso que Batlle iniciara con una violenta devaluación monetaria y consiguiente reducción salarial; los intereses de los grupos económicos agrícolas, comerciales y financieros siguieron siendo el eje de la política a corto plazo, se aumentó el endeudamiento externo y se maximizó el esfuerzo recaudatorio en perjucio de la creación de trabajo y empleo.

Paradojalmente, la principal contribución del tercer batllismo a la sociedad uruguaya provino de una fuente inesperada. Jorge Batlle había predicado durante su juventud y madurez la conveniencia del liberalismo en todos los ámbitos. Sin embargo, al llegar a la presidencia, ya en la senectud, Batlle invirtió la mayoría de sus postulados, favoreciendo la permanencia de monopolios y refrenando todo cambio liberalizador de las costumbres. Sus sucesores tomaron nota de este vuelco ideológico del último Batlle y lo adoptaron de manera radical. Se opusieron firmemente a cada iniciativa liberal, como en el caso de la finalmente aprobada ley de aborto, e incluso exageraron el impulso antiliberal mediante la promulgación de decretos restrictivos de las libertades individuales. Se recortaron los derechos de grupos tan diversos como los fumadores, los trabajadores sindicalizados y los ciudadanos extranjeros, y se establecieron alianzas conservadoras más atrevidas que las que Batlle había insinuado, como por ejemplo, con los representantes del Vaticano .

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miércoles, marzo 1

Postpolítico

No más nacionalistas en el gobierno, por favor, no. Espero que el rumor que coloca a Abreu como futuro ministro de RREE sea ese tipo de noticias falsas que tienen la intención de ahuyentar un mal posible, de abortar un plan enemigo exponiéndolo. Lo cierto es que ahora es estación de caza del gargano y todos quieren un pedazo. Me imagino que esa carne debe estar bien adobada. Pero me distraigo, el tema es el peligro de tener más blancos en el Top 40. Ya están el idiota que anuncia las Saraviajugend y el poeta a medida del lobby rural. Y está el vice, y está el embajador en Chile que en silencio nos acerca cada vez más al borde de la cordillera. ¿Qué necesidad de hacer un acuerdo formal con el partido mercenario? Si la bancada del FA es la más poderosa de las últimas dos décadas, si los votos alcanzan para casi todo ¿qué es lo que hay que comprarles? Me asusta. Si llegan a hacerlo , ya lo saben, pero igual hay que recordarlo: van a dejar la coalición seis meses antes de las elecciones.

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