viernes, junio 22

Sin ceros

Apareció un aviso donde se ven juntas, como un superequipo, todas las bebidas de la compañía Coca-Cola. Me dejó bastante nervioso.

Hasta ahora no hacía falta ser un Poirot para encontrar el indicio 'un producto de The Coca-Cola Company envasado por Montevideo Refrescos' estampado en las etiquetas de Sprite, Fanta, Da-Sani (¡Nutrimorfi!) y similares para atar cabos y darse cuenta de que todas esas gaseosas venían de la misma fábrica. Sin embargo, esa hermandad era algo que no se propagandeaba: The Coca-Cola Company nos vendía la ilusión de que existían, porque sí, desde siempre, productos independientes para personas diferentes.

Este novedoso pedido de fidelidad empresarial, admisión de amplitud o simple demostración de poder rompe esa ilusión. No es que creyéramos que la batalla de Sprite contra Teem (perdón, 7 Up) no fuera parte de una guerra más grande, pero es que también uno se acostumbró a que lo trataran como a un descerebrado. Es más seguro. ¿Que vendrá ahora? ¿Una peliculita Sony con la Coca de 600? ¿Una entrada para el Pilsen Rock con la Pepsi de vidrio? ¿Un manifiesto en contra de la reapertura de la planta de Norteña con el bidón de Agua Salus sin gas?

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Hay algo complicado en el exceso de sinceridad (es gracioso, la sinceridad puede ser excesiva, pero nunca es total, o sea, la sinceridad no es la verdad). Por ejemplo, en los últimos diez años nos hemos familiarizado con políticos que admiten como motivo de sus actos más conflictivos a la propia estrategia política: "no era el momento de hacer un planteo así", "me lo aconsejaron los asesores de campaña", "soy un soldado de fulano".

Este desnudarse también incomoda. Porque, por un lado, quiere decir detrás de mí no hay nada: sólo me interesa tal cargo, es decir, es la ruptura de la ilusión de que el tipo representa a una idea o a un grupo de gente. Y, al mismo tiempo, pone a la propia persona del político como única diferencia: elíjanme a mí, que soy mejor que aquel. Ese sinceramiento es una de la caras de la transformación de la política en la elección de figuras carismático-administrativas, de la reducción de la política a Teem vs Sprite.

Y, lo que es peor, a la creencia de que Teem es mejor sólo porque no es parte de The Coca-Cola Company. Metáforas afuera: el gobierno justifica moralmente sus decisiones por su ligazón histórica con la izquierda tradicional como con eso alcanzara para estar del lado del bien, cuando su compromiso real con causas esencialmente de izquierda (bah, con la causa: justicia social, lo demás son accesorios) es cada vez más débil.

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El sinceramiento que más miedo me mete es el de los gobernantes. He escuchado a mucha gente quejarse de que Mujica habla como si no fuera parte del gobierno; dicen que cuando está con el lobby del agro parece un intermediario entre éste y el gobierno, o que cuando habla para la gente en general parece un intermediario entre el sentir popular y el del gobierno. Yo creo que no es exactamente así.

Lo que Mujica dice es "ahora soy parte del gobierno, pero saben qué, con esto no alcanzaba: el Mal sigue en el mismo lugar y no podemos hacer nada". Lo que atemoriza del discurso de Mujica es que no suena como el de los ministros que lo antecedieron, que hablaban desde el poder; Mujica habla desde la impotencia. Quiere cambiar las mismas cosas que antes (no importa qué cosas) pero trasmite la impresión de que ser parte del Ejecutivo no lo ha ayudado en nada. Lo que tanto ansiábamos, la revolución en paz, se ha trasladado más allá, se nos escapa. A veces parece que el Mal tiene nombre propio (Astori), pero luego se revela que no, que es la lógica del capitalismo, o el capitalismo, o la lógica a secas.

Cuánto tiempo seguirán cayendo bien los mensajeros de la impotencia -el Pai Gurú es el extremo, pero no es para nada el único- es algo que dentro de poco habrá que preguntarse en serio. Preguntárselo desde acá, aclaro, porque afuera ya está muy mal visto. Desde el exterior, por ejemplo, no se entiende que a más de dos años de la asunción del poder no haya cambiado casi nada en la agenda de DDHH; no distinguen mucho entre buenos y malos, no entienden bien la duración de las herencias malditas y piensan que TV tiene el mismo poder que tuvieron Sanguinetti, Lacalle o Batlle.

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(Aparte: los expresidentes mencionados no acudieron al acto por el Nunca Más organizado por y para Tab. Era el único gusto que podían negarle y se lo negaron. Tab quiere Historia y para eso precisa a Los Muertos. Estaba Artigas, claro, pero hacían falta Muertos más frescos, que apuntaran a una dirección nacional, una flecha que lo señalara a él como Gran Estadista. No pudo ser. En lugar de Muertos, Tabbie tuvo a un montón de vivos, a todos los que entre someterse o morir prefierieron acompañarlo: sus alcahuetes de siempre, los Juniors Rafa & Pedrín, los comilis, casi todos los blancos, los colorados sin laburos particulares . Bueno, también tuvo a medio-muertos, seamos sinceros, que es el tema de hoy: ahí estaba esa legión de viejas gritándole 'Tabaré, Tabaré', y claro, era medio feriado y el ómnibus salía la mitad.)



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El 90 % de los ministros no son hombres de partido, sino figuras personalistas. Mantienen una ilusión muy difícil de romper: yo soy mejor. La que se está rompiendo es la de los viejos, que era del tipo nosotros somos mejores porque representamos tal finalidad. De hecho, TV y compañía parasitan la ilusión anterior; su fórmula es más bien yo soy mejor porque vengo de aquellos que tenían tal causa, y como fórmula es segura, inquebrantable, inexpugnable.

Deseo de corazón que la reforma impositiva y la de la salud terminen siendo de izquierda, de izquierda pura, y nórdica, albina, helada, con cero mateína y nada de burbujas, si es posible. Lo deseo contra toda evidencia, negando el fracaso o la falta de intencion de este gobierno de racionalizar la administración pública, porque estas reformas son las últimas movidas hacia la justicia social. Atrás, no viene nada: está el sueño de una mayoría parlamentaria eterna, aunque no se sabe para qué, y proyectos diminutos como legalizar el aborto y el porro. Nada más. Bueno, sí, la convicción de ser mejores por ser los nietos de Mengano. Y no hay que pensar en analogías con saravistas y batllistas para proyectar este degeneramiento. Acá nomás tenemos al ejemplo viviente del vaciamiento absoluto, de la muerte total de las ideas, del último biiiip de la actividad cerebral, de la supervivencia estúpida de las filiaciones arbitrarias: Sendic Jr, Director de Ancap, Protector de Bella Unión, Enemigo de Darwin, Paladín de la Amnesia.

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viernes, junio 8

All the dead pilots

'All the dead pilots', me dí cuenta hoy, es el título de un cuento de Faulkner. Lo leí hace añares, pero mucho antes de empezar a fantasear con armar una banda que se llamase Los Pilotos Muertos. Claro, sería una guiñada a Dead Kennedys, pero sonaría a Toreros Muertos... que no estaban tan mal, pero eran demasiado amariconados para mi gusto.

Bueno, pero mirando Pilotos Muertos me he pasado este mes largo que estuve sin postear. En realidad quedó en borrador una comparación entre la llegada de Itaú, Petrobrás y la de esos mosquitos que parecía que iban a aguantar todo el invierno pero por suerte tuvimos los días más fríos del medio siglo y los liquidamos. A los mosquitos. Eso fue antes de La Niebla.

Decía, me pasé viendo pilotos muertos, o más bien, pilotos morir. YouTube es un vicio, se sabe. La cuestión es que arranco buscando una pelotudez, digamos, videos de Don Ramón (hay uno de él en Chile pinochetista que es genial, termina insultando a la audiencia y cantando 'Cotton Fields') y sin darme cuenta pongo 'Gilles Villeneuve' (per sempri Gilles, sí) y los hijos de puta te sugieren ver otros accidentes, no es que sean morbosos, es el negocio de ellos, y yo tampoco lo soy, pero es parte de mi vida que nunca ví. Entonces veo por vez número 1000 el accidente de Gilles, y me acuerdo del sábado en que escuché la noticia por radio tirado en mi cama, puf, pasado mañana se corre el Grand Prix en su homenaje, pero hace 25 años me parecía que no podía ser, me parecía más irreal que la muerte de mi abuelo en una clínica. El mundo sin John Lennon, ok, pero el mundo sin Gilles, a esa edad, era imposible de imaginar. Al lunes siguiente lo comentábamos con mi compañero de clase descendiente de Passadore -él ya era un corredor de kart- y no podíamos creerlo, habíamos visto en la tele el accidente y su replay, cómo el cuerpo de Gilles se daba contra el auto lento de Jochen Mass (que todavía vive) y volaba por encima, por encima de Mass, y se daba contra el alambrado, pero era sólo el cuerpo, Gilles ya no estaba, y Passadore diciendo que sólo tenía un hilito uniendo el cuello y la cabeza, claro qeu ahora viendo el video me doy cuenta de que era una exageración aunque en ese momento lo creíamos pero no podíamos creer que el Príncipe de la Destrucción, como le decía don Enzo, se hubiera destruído a sí mismo, y de qué piruetas íbamos a hablar entonces, de las de Keke Rosberg, o de Niki Lauda que había vuelto.

Niki Lauda, que estaba otra vez desde ese año (eighty-two) para ser campeón dos después, y que había vuelto de donde Gilles no pudo. Ese accidente también lo veo seguido en YouTube, Nürburgring 76. Me acuerdo del diagrama de la Billiken, explicando dónde estaba la mancha de aceite, cuántas vueltas había dado la Ferrari, contra qué guardrail se había pegado el austríaco, qué piloto había parado para ayudarlo (¡Arturo Merzario!). Uh, esos tiempos donde una revista para niños tenía como nota principal un accidente de Fórmula 1. Claro, ellos tenían a Reutemann; yo lo odiaba y después la política me dio la razón, aunque la frase del santafesino "ví algo que no me gustó" cuando las internas peronistas que terminaron en Kirchner presidente (Lauda, Reutemann, Kirchner: alles klar, kinder?) es una que todavía me resuena en la capocha y me da miedo con M.

Y ví el accidente de Peterson en Monza, ídolo de mi hermano y uno de los mejores pilotos de la historia: fue vicecampeón póstumo en el 78. Y ví también el del único campeon póstumo de la historia, otro austríaco: Jochen Rindt. Tambien murió en Monza, y unos meses antes de que yo naciera, pero no en la largada como Ronnie sino en la Parabólica, la segunda curva más difícil de la F1 después de Eau Rouge, donde se mató el gran Stefan Bellof, la esperanza de Alemania, corriendo en Sport Prototipos, por los mangos, igual que Gonchi en Laguna Seca. De ese accidente prefiero no hablar, hace demasiado poco y habla muy mal de Uruguay, pero si ví el de Bellof, también amo de Mónaco, y se me erizó la piel por ese campeón que no pudo durar y que hubiera achicado mucho la fama de Schumacher y que murió en esa curva tan parecida a la que hace Rivera abajo del edificio donde creció Mini-Me adonde cada vez que vamos de visita hablo de lo dificil que es pasar a fondo y donde un taxi le partió la pierna al hermano de Mini-Me, pero claro, no se puede cruzar Eau Rouge sin mirar porque ahí hay que ir al máximo aunque no se ve el final de la curva por el repecho y por eso hay que ser muy duro para no soltar el acelerador, como hacía Jaques, el hijo de Gilles, que nunca pudo pasarla como es debido pero siempre tuvo la suerte de contarlo.

Y viendo cosas terribles pero muy mías en YouTube me enteré de la muerte de Clay Regazzoni. Así, como sin darme cuenta. Había bebido bastante -no como hoy, que recién empiezo-, los amigos se habían ido, Mini-Me se había llamado a reposo maleducadamente y me entregué al vicio de ver pilotos morir, y entonces, de rebote, miro el accidente de Clay (que podría ser uno mis tíos tanos, y efectivamente era del Ticino, la parte suiza de Italia, de donde era la familia de una persona que tengo en alguna lista de spam que no puedo identificar y cuyos mails me rebotan porque ya no levanta más su mail dado que se mató en otra pista menos divertida) y ya es tarde, debe estar por amanecer, y me entero de que Clay Regazzoni, el tipo que s0brevivió a un choque frontal contra una pared de Long Beach en el 84 y quedó con las piernas paralizadas pese a lo cual siguió manejando e incluso compitiendo en categorías especiales, que ese héroe ex playboy calentón opacado por Niki Rat King Lauda, ése amigo de mi infancia, murió en un accidente de auto, pero no en una pista sino en una carretera italiana en diciembre del año pasado. Confirmo en Wikipedia, después encuentro el video del Telegiornale donde le hacen un lindo homenaje el mismo día de su muerte y me voy a dormir, triiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiste.

Gianclaudio Regazzoni, 1939-2006
























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Melodías anti-telépatas enganchadas: ' Sycamore', de Bill Callahan, y ' Turnaround', de Devo en versión de Nirvana (qué banda grandiosa que pierde con los que le hace buenos covers Devo).

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