Motorreferente
Pero también pasa algo inverso. Desde hace algunos años, no preciso tanto al blog para descargar lo que pienso sobre varios asuntos. Escribo, mucho, para el diario y para otros lugares. Básicamente, sobre literatura y asuntos culturales, que para mí son los mejores ámbitos para colar opiniones sobre asuntos sociales. Contrabando ideológico, con todo el placer de ser contrabandista. Tal vez ahora está más metido que nunca en asuntos políticos, con más pasión por la historia local y regional que nunca antes. A la vez, con una distancia cada vez mayor, guardando afecto solamente para aquello que ya no puede volver, que está a distancia segura. (By the way: el otro día escuché a alguien referirse a un candidato como Don Pepe. No, amigo. Don Pepe, para mí, siempre es otro).
La semana pasada volvió por unos días un amigo exiliado económico. Está igual. Yo no. Pero entre las cosas buenas que me trajo está el orgullo por los orígenes. Durante un tiempo dejé que me hicieran percibir como un handicap mi falta de militancia partidaria. Me distraje. Es una de mis medallas. Me eduqué en los 80 y no tengo por qué renegar de eso. No soy un desinteresado, soy un desconfiado. No es una mala manera de mirar los asuntos colectivos.
No he sido, sin embargo, un tipo inactivo o solitario. Y en lo que va de 2004 hasta ahora me comprometí con varias causas importantes, cuando hasta entonces sólo era un "soldado del rock". Ya mencioné el asunto periodístico, toda una rareza colectiva en la prensa uruguaya, pero además está el asunto de Mini-Me. Ich bin ein Vater. Not Darth, espero. Descubrí que si es cierto que a grandes poderes, grandes responsabilidades, también al revés. Soy más fuerte, estoy más enfocado.
Lo penúltimo que acabo de escribir, especie de aforismo trucho/nerdy -"Stan Lee got it wrong: a grandes responsabilidades grandes poderes"- tiene también que ver con el abandono del blog. No la frase en sí, sino el tipo de expresión. Desde hace meses, las cosas que subo a la red están en formato Tweeter. Al principio, Facebook, como a muchos, me enojaba porque era lo opuesto al blog: cero discusión, pura superficie, contacto banal. Intenté hacer algunos cruzamientos, armar algún lío, cosas así, sin suerte. Pero luego apareció Tweeter y me dí cuenta de que se puede usar para disparar chisporroteos, frases sueltas, guiñadas, aforigmurs, que alguien, alguna vez, responde cómplice. Está bien, Tweeter es eso. El que publique ahí algo muy en serio, gratis, es un idiota. En mi caso, usarlo como proponen (escribir realmente que estoy pensando o haciendo) sería minar mi verdadero trabajo. Si tengo una buena idea, la pongo en práctica antes de avisarla.
No sé qué hacer con el blog. Para MVC hay que dejarlos en suspenso hasta que salga algo. Puede ser, o tal vez abra otro, más específico, en un servidor más ondero. Supongo que si hay un tipo de texto con derecho a ser autorreferente, es el de la bitácora, blog, diario.
Un aforigmur de hoy de mañana: de niño pensaba sólo podría tener novias a las que les gustaran los Beatles. Hoy no conozco ninguna mujer a la que no le gusten los Beatles.
Auf wiedersehen.
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