lunes, junio 26

Meditruch

Grille es un payaso y algunas cosas más, pero está claro que es un payaso. Tengo que reconocer que no deja de superarse. Su último aviso me descolocó. Dice algo así:

"Anoche ví el escrache de Zona Urbana al juez Eguren. Es el triunfo del periodismo basura. Lea Caras y blah blah..."

¿Qué pasa, está triste porque otro le arrebató la corona? ¿Qué quiere decir cuando el director de un pasquín de octava califica a un emprendimiento ajeno de "basura", es un elogio o un lastre mutuo? Por dió, es Caras y Caretas, la revista-engaño, la única que superó a Muy Interesante en el índice de desajuste entre tapa y contenido.

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Y claro, enseguida enganché con el aviso de Últimas Noticias que no es sino una amplificación del gargajo cenital del choto Grille. Hablo del reclame del ascensor que visita los siete niveles del infierno. Acá la incoherencia es institucional: el diario festeja veincinco años en los que ha cometido casi todos los "pecados" que adjudica al resto de la prensa: fue y/o es inexacto, tendencioso, merecenario, y, sobre todo, sensacionalista. La propaganda, que parece que ha sido premiada por sus aspectos técnicos, es un boomerang, a menos que esté dirigida a personas en proceso de alfabetización (o de alzheimerización). Por eso es mala, pero no por eso es perversa.

Es una propaganda maligna porque pone el centro en los periodistas y no en los medios para los que trabajan. (Y es claro que los centros van en los medios). Veamos: los que van al "infierno" del reclame son los periodistas, que son orgullosos, inexactos, blah blah. Luego, cuando se da a entender que no todos los periodistas son malos, aparece el logo del diario. Entonces hay malos periodistas, pero hay medios buenos. ¿Por qué es así? Se me ocurren muchas cosas, pero no tengo ganas de ir por ahí.

Voy con Marx: lo de arriba determina a lo de abajo. La orientación de un medio es previa a la elección de sus periodistas. La selección de personal podrá tener sus errores, pero a la larga todo se ajusta. ¿Alguien conoce algún caso en contrario, por ejemplo, alguno en el que un gran periodista haya salvado a algún medio de alguno de los "pecados" de UN? Not me.

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martes, junio 20

Postitruch

Dos reclames.

1. Qué mierda el aviso del Negro Rada a favor del lavado de dientes. El plagio/ inspiración/ cita a "Ta na hora de molhar o biscoito" vaya y pase, pero la parte en que dice "Y con los dulces, ÑAM ÑAM ÑAM", para un compás después agregar un "No" bajito me parece ultraconfusa y al pedo. MªAuxiliadora le agradeció por no cobrar, y hubiera sido un chorro si aceptara plata. Igual la buena onda se la van a devolver.

2. Medirap. Si me habré dedicado, y todavía lo hacemos de vez en cuando, a crear palabras de ese estilo con nombreros fraternos. Para los que todavía no se hayan animado a aceptarlo (y léase esto con la dinámica de Pepe Mujica, o sea, primera parte pre-tsunami, explosión histérica al final) la palabra Medirap ¡es el nombre de una emergencia médica! Medi-rap = médicos rápidos. Desgraciadamente, no tiene un jingle rapeado (somos como dotores/ calmamos tus dolores/ a quién vas a llamar/ al master Medirap). Prefiero desangrarme, doc.

La pasión por este tipo de nombres se me encendió en la Biblioteca Nacional, haciendo una investigación sobre estrenos de teatro del año 1967. Cosas que uno hace cuando entra a la Facultad. Lo ví en un ejemplar de El País: Mundirop. Me invadió una felicidad inmediata. Desfilaron ante mí todos los seres queridos a los que iba a contarles el hallazgo.

Hace poco en Buenos Aires vimos un local que se llamaba Tuttioffice o algo así, y estuvimos rato largo agotando las posibilidades de ese nuevo universo. Ahora, la cima insuperable del género la encontramos en un pasillo del edificio en que vive la muchacha que se hacía llamar Ghetta. Bajo la forma de un aviso de un delivery de comidas estaba la clave de toda búsqueda. El nombre secreto de Jehová. La respuesta al sinsentido de la vida. Nutrimorfi.

Nutrimorfi for my soul.





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Mundialistas: ya corren las apuestas bloggers en http://www.pencablogger.blogspot.com

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domingo, junio 11

Y viva Serbia y viva Peter Handke

Perdió mal Serbia, así es el mundial. Pero se ganaron mi corazón. Son el cuadro más desprolijo desde Bulgaria 94: anti-pro totales. Pegan duro, intentan engañar al juez infantilmente, se pegan entre ellos. Y su estrella se llama Milosevic. Qué más se puede pedir.

La verdad es que me he vuelto bastante pro-serbio desde el asesinato del otro Milosevic, aquel presidente que conducía su propia defensa en un juicio trucho, como los son todos los juicios armados por los vencedores enseguida de una guerra. Y ahí, en el velorio de Milosevic apareció Peter Handke, ese escritor bastante plomazo pero sin temor a la incorrección, para decir lo que todos sabían. O sea, que Occidente había alentado a los serbios a combatir contra los musu, y luego los habían abandonado. Y que ahora que la guerra contra el islam no está tan mal vista, igual no se animaban a reconsiderar el caso. Y que no había buenos y malos en la guerra de los Balcanes.

La ciudad de Düsseldorf le había dado un premio por su trayectoria en pos del esclarecimiento de la verdad y la libertad de expresión a Peter Handke, el obseso de la Europa alternativa, pero luego se lo tuvo quer retirar debido a la presión política de la corrección. Cómo darle un premio importante a un desbocado austríaco proserbio. Es la misma estupidez que nubla a cierta izquierda occidental cuando se trata de defender la libertad de prensa: están tan concentrados en denunciar al sistema como todo que son incapaces de ver las pocas cosas buenas que hay que mantener, prefiriendo arrojarse en los brazos de un 'otro' lejano , aunque sea un muhlá más racista y sexista que Mike Tyson, antes que amigarse con un conservador liberal.

Por eso está decretado que ningún serbio merece ganar un mundial y ningún Peter Handke un premio Heinrich Heine. Y por eso, viva Serbia, y viva Peter Handke.

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viernes, junio 9

Cada cuatro años me pasa lo mismo

Está Peñarol, claro, con la camiseta más potente del mundo y como representante de lo más vital y lo más horrible de la tierra, y alrededor un montón de thanatitos perdidos, pero a pesar de eso, o de repente por eso, no me va mucho el fútbol. Pero el mundial es otra cosa: el mundial es política. Si tan solo EEUU se lo tomara en serio, sería el mejor medidor de poder interestatal. Una guerra sin armas, con plata como todas, pero con una rendija abierta para algún David ocasional.

Quiero decir que soy un enfermito del mundial, aunque no me gusta mucho el fútbol. Me gusta apostar, me gusta generalizar, me gusta expandir prejuicios, así que por supuesto, tengo mis candidatos. Acá va mi lista.

1-Alemania, por razones obvias para los parroquianos. Aunque ahora estoy un poco mal, porque hace una semana Mini-Me me hizo entender que el país que a mí me gusta dejó de existir hace 70 años. Igual la BDR es lo que más se le parece. Ahora, ser locatario pesa, y no hay adictos al fracaso total más empedernidos que los tedescos. Sea como sea, hace décadas que Alemanita me viene pagando buenos billetotes en cada apuesta en que la coloco en la final.

2-Paraguay. Paraguay es lo que tendría que ser Uruguay: un cuadro fuerte, feo, defensivo, aguerrido, no un montón de estrellas alcahuetas interesadas sólo en una carrera europea. Cómo soportaron el asedio de los ricachones franceses durante partido y alargue en el 98, qué solidez, qué personalidad, qué desprecio altivo hacia los promotores del fútbol como espectáculo y qué apego a la dignidad nacional. Aparte, cada vez me da más asco ese ninguneo desde lo uruguayo hacia Paraguay, como si pesara demasiado el parecido de los nombres de los países (menos los chilenos y los argentinos, todos nos confunden) y hubiera que exagerar las diferencias. Paraguay está ahí nomás, a kilómetros de Artigas (el departamento) y bien adentro del corazón de Artigas (el prócer retroactivo que todos los políticos uruguayos reivindican) y sin embargo nadie se acuerda de él en particular, apenas se alude a "los países pequeños del Mercosur", como si Paraguay fuera una mala palabra. Como si acá no hubiera Oviedos, partidos monopólicos, dictaduras sanguinarias y un calor húmedo insoportable.

3-Portugal. Un país tristón, serio, decadente pero sostenible. Y Lisboa, la verdadera cidade maravilhosa. Absolutamente querible. Los ví jugar un amistoso con equipo negro, y, como dicen los Jesus, my heart is black, my clothes are black and my head is black. Probablemente fueran las camisetas alternativas, pero a mí me alcanza.

Ahora, mis antifavoritos:

1-Brasil. Vengo de estar allí y nunca vi tanta estupidez nacionalista. Todos vestidos con la verdeamarela: los empleados por obligación de sus patrones, y los demás por simple reflejo rebañero. Merecen perder porque están tan seguros de ganar que consideran el campeonato un mero trámite. Me acuerdo que en España 82 los muy payasos festejaron el cobro de un penal como si ya la hubieran metido adentro. Yo era muy chico, pero me pareció rara tanta alegría anticipada. Erraron, claro, y todavía no puedo evaluar cómo afectó el desarrollo de mi personalidad el hecho de tener razón, a tan corta edad, apelando a una lógica tan conservadora. Alguien intentaba explicarme en Brasilia que el futebol es el único orgullo nacional, pero a mí no me parece. Tienen millones de cosas geniales y ésta las está pudriendo.

2-Argentina. Si les hubiera ido bien en el 2002, capaz que seguía el impresentable de Duhalde. Kirchner, el único presidente latinoamericano que respeto, no precisa otro subibaja idólatra. Porque después de la euforia, ya se sabe lo que viene. Aparte, tienen la camiseta más insulsa de la Tierra. Y muerte a Maradona.

3-Holanda. Inglaterra. Cuadro de losers, pero losers sin romanticismo, sin sentido histórico. En cierto sentido, malos perdedores, porque no se abandonan, se esfuerzan, parecen no darse cuenta de que hay que reaccionar. Cuadro y país cagón, si los hay. La supuesta tolerancia holandesa inglesa -libertad química incluída- es sólo una manifestación exagerada de su cobardía.

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