miércoles, agosto 9

Yo voté a Gargano

El tipo que salió presidente con mi voto dice que lo ideológico no tiene que ver con lo comercial; que los principios no tienen que ver con los pactos; que el tren pasa una sola vez y hay que subirse. Yo puedo creer, porque tiene cara de estúpido aunque tenga chapa de especialista, que no sepa que eso es todo lo contrario de una definición de izquierda. También puedo creer que, como paracaidista político, no haya participado de muchas reuniones partidarias, o sea, que no tuvo formación política convencional. Pero no me entra en la cabeza que decir tamaños disparates no le haga cortocircuito por ningún lado. De algún rumor, de alguna conversación, de algun folleto, de algún lado tiene que sonarle que lo económico es político. Y que eso en el fondo es lo que decía Marx. Y que el partido al que pertenece nominalmente se autodefine como marxista.

Por el otro lado, el viejo Polo. Un bochorno como diplomático. Pero por suerte está ahí. Lo van a despedir, seguro, pero no importa. Pensar que lo voté calculando que desde la izquierda y la derecha del FA le iban a romper las pelotas al presidente y que un PS fuerte iba a ayudar al gobierno. Ahora ese PS monopoliza las pocas gotitas de dignidad del Ejecutivo, y es casi oposición interna. Será un engaño para seguir teniendo a la gilada adentro, como la falsa oposición Mujica-Astori, pero igual: qué suerte que está Gargano, en un ministerio o desde la tele nomás, a pesar de todo lo que digan de él -y que debe ser cierto-, a pesar de haber permitido que se enquistara el maldito masón-católico, a pesar de las papeleras, a pesar de su edad. Qué bueno que alguien le diga al puto Tab que no todos los trenes llevan a buen destino.

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