Qué difícil es venir a Tierra-0
Tierra-0 (Tierra Cero) es un término que los guionistas de la serie Crisis en las infinitas Tierras inventaron para definir este universo, éste donde Sigmur escribe y alguien lo lee, o bien, bueno... algo parecido, algo que podríamos llamar realidad. Volvamos. Crisis en las infinitas Tierras fue el esfuerzo que realizó la gente de DC Comics para dar un poco de coherencia a las miles de historias alternativas que habían acumulado sus personajes a lo largo de 50 años de publicaciones. Como decimos los adaptadores barísticos de Gödel, cualquier intento generalizador es o incompleto o incoherente; así, la gente de DC optó por intentar explicar las inconsistencias, para enseguida abandonarse al recorte de molestias imposibles de aliviar. Cuando todavía estaban en la etapa explicativa, aclararon la situación de todas las historias alternativas, que resultaron estar albergadas en innumerables universos paralelos. Esos universos contenían sus propias versiones de nuestro planeta: Tierra-1 , Tierra- 2, en fin, varias Tierra- n, además de Tierra-S, Tierra-2 Alternativa, Tierra-Crossover y otras series más complejas. En un descarrilamiento arábico de ese tren infinito, dieron con el concepto de Tierra-0, que sería esta Tierra en la que hay lectores de superhéroes pero no superhéroes. (1)
Secret Identity (Identidade Secreta en el lenguaje de la única cultura comiquera de Iberoamérica) propone una historia alternativa, otra más, que transcurre en lo que pretende ser Tierra-O, esto es, en un lugar donde sí hay historietas de superhéroes, pero donde no existe Metrópolis y sí Nueva York. El Clark Kent de SI es bautizado así en homenaje al héroe de cómics y padece interminables bromas por ello hasta que... ¡Sí! Manifiesta verdaderos poderes, se muda a N.York, se hace periodista, conoce a una Luisa (aunque de apellido hindú) y, con bastante esfuerzo, logra mantener su identidad secreta, en un juego de ocultamiento y obviedad parecido al de La carta robada de Poe. La historia no es mala comparada con lo que viene produciendo la gente del Supes en las últimas décadas, pero es, obviamente, un intento fallido: la realidad que intenta representar (¿ésta?) se desmorona cuadrito a cuadrito desde que aparece un pibe volando y no sufre ningún cambio psicológico. Tierra-0 se escapa, se escapa una vez mas, por lo que SI queda a medio camino y pasa a ser otro universo alternativo cualquiera, un Elseworld en la terminología de DC, un What if... en la de Marvel, un Qué hubiera pasado si... en la del hombre de la calle.
La inquietud que a mí me surge, luego de leer Identidade Secreta, es imaginar qué hubiera pasado si... Kurt Busiek, guionista de la miniserie (2), hubiera leído a Cervantes. Tal vez hubiera hecho la historia de un lector de Supermanes inocente y furioso que sale con lo puesto a luchar por la justicia y se choca con las imposibilidades y las incomprensiones de nuestra Tierra-0. Tal vez hubiera aprovechado la morbosidad paterna que padece este Clark Kent de carne y hueso -pues son papá y mamá Kent los que lo bautizan Clark en homenaje al cómic- y hubiera esbozado una parodia doble, una hacia el mundo de los caballeros andantes-superhéroes y otra hacia historia de ese otro pobre atormentado por la mitomanía de su madre, conocida como Nuevo Testamento.
¿Estamos más cerca de Tierra-0 al meternos con la Biblia? Sólo conozco un caso de ficción francamente plantada en un universo paralelo que se atreve a mirar a la cara a al lector que sostiene el libro: es, claro, el último fragmento de la novela El hombre en el Castillo, de PK Dick. Un libro desparejo, con una idea floja (qué hubiera pasado si... Alemania y Japón hubieran ganado la Segunda Guerra) y muchísimo material encontrado en una volketa, que sin embargo, uno se da cuenta al final, es pura acumulación para una revelación sorprendente: los personajes del libro saben de nosotros, y es nuestro mundo el que los consuela a ellos. Un hallazgo genial, el único, del incoherente e incompleto demiurgo PK Dick.
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(1)Imposible no escuchar la frase 'leyendo supermanes' del colectivo nietzscheano La Hermana Menor.
(2)El dibujante es Stuart Immonen, que sigue caracterizándose por representar un Superman basado en el mongocho escandinavo de la serie televisiva Lois & Clark. Casualidad o no, la paradoja modelo 'real' posterior para modelo anterior ficticio rinde en el caso de esta miniserie.
Secret Identity (Identidade Secreta en el lenguaje de la única cultura comiquera de Iberoamérica) propone una historia alternativa, otra más, que transcurre en lo que pretende ser Tierra-O, esto es, en un lugar donde sí hay historietas de superhéroes, pero donde no existe Metrópolis y sí Nueva York. El Clark Kent de SI es bautizado así en homenaje al héroe de cómics y padece interminables bromas por ello hasta que... ¡Sí! Manifiesta verdaderos poderes, se muda a N.York, se hace periodista, conoce a una Luisa (aunque de apellido hindú) y, con bastante esfuerzo, logra mantener su identidad secreta, en un juego de ocultamiento y obviedad parecido al de La carta robada de Poe. La historia no es mala comparada con lo que viene produciendo la gente del Supes en las últimas décadas, pero es, obviamente, un intento fallido: la realidad que intenta representar (¿ésta?) se desmorona cuadrito a cuadrito desde que aparece un pibe volando y no sufre ningún cambio psicológico. Tierra-0 se escapa, se escapa una vez mas, por lo que SI queda a medio camino y pasa a ser otro universo alternativo cualquiera, un Elseworld en la terminología de DC, un What if... en la de Marvel, un Qué hubiera pasado si... en la del hombre de la calle.
La inquietud que a mí me surge, luego de leer Identidade Secreta, es imaginar qué hubiera pasado si... Kurt Busiek, guionista de la miniserie (2), hubiera leído a Cervantes. Tal vez hubiera hecho la historia de un lector de Supermanes inocente y furioso que sale con lo puesto a luchar por la justicia y se choca con las imposibilidades y las incomprensiones de nuestra Tierra-0. Tal vez hubiera aprovechado la morbosidad paterna que padece este Clark Kent de carne y hueso -pues son papá y mamá Kent los que lo bautizan Clark en homenaje al cómic- y hubiera esbozado una parodia doble, una hacia el mundo de los caballeros andantes-superhéroes y otra hacia historia de ese otro pobre atormentado por la mitomanía de su madre, conocida como Nuevo Testamento.
¿Estamos más cerca de Tierra-0 al meternos con la Biblia? Sólo conozco un caso de ficción francamente plantada en un universo paralelo que se atreve a mirar a la cara a al lector que sostiene el libro: es, claro, el último fragmento de la novela El hombre en el Castillo, de PK Dick. Un libro desparejo, con una idea floja (qué hubiera pasado si... Alemania y Japón hubieran ganado la Segunda Guerra) y muchísimo material encontrado en una volketa, que sin embargo, uno se da cuenta al final, es pura acumulación para una revelación sorprendente: los personajes del libro saben de nosotros, y es nuestro mundo el que los consuela a ellos. Un hallazgo genial, el único, del incoherente e incompleto demiurgo PK Dick.
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(1)Imposible no escuchar la frase 'leyendo supermanes' del colectivo nietzscheano La Hermana Menor.
(2)El dibujante es Stuart Immonen, que sigue caracterizándose por representar un Superman basado en el mongocho escandinavo de la serie televisiva Lois & Clark. Casualidad o no, la paradoja modelo 'real' posterior para modelo anterior ficticio rinde en el caso de esta miniserie.
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